domingo, 6 de marzo de 2016

HISTORIA DE PASTO Y NARIÑO


Ensayos sobre una región realista


Montenegro Trujillo, Armando. Una historia en contravía: Pasto y Colombia. Malpensante, Bogotá, 2002, 244 p.

En Pasto, ciudad ubicada al suroccidente de Colombia, las pesquisas en torno a la guerra de independencia (1809-1824) se constituyen en el tema más tratado por los investigadores locales. Algunos de los autores más reconocidos son: José Rafael Sañudo, Sergio Elías Ortiz, Ignacio Rodríguez Guerrero, Alberto Montezuma Hurtado, Emiliano Díaz del Castillo Zarama, Alfonso Ibarra Revelo y Lydia Inés Muñoz Cordero. El asunto es de vital importancia para sus ciudadanos, porque la confrontación mencionada marcó profundamente la opinión que los pastusos tienen de sí mismos y de su historia. Ningún acontecimiento ocurrido en la urbe en los últimos doscientos años se puede comparar con la violencia y maltrato que vivieron sus habitantes por parte de los militares que impulsaron la autonomía. Entre los numerosos sucesos de violencia se destacan los hechos conocidos como la "Nochebuena Negra" y "La Jura", acciones llevadas a cabo por los ejércitos libertadores bajo el mando de Simón Bolívar.
Es en este contexto que se enmarcan los cinco ensayos que conforman el texto: Una historia en contravía: Pasto y Colombia, escritos por Armando Montenegro Trujillo, que tratan sobre la guerra de independencia en Pasto, se convierten en una contribución importante en la interpretación de una temática clásica dentro de la historiografía local.
En el primer ensayo: "Agualongo el comienzo de la vida republicana en Pasto", el autor traza la biografía y la carrera militar de Agustín Agualongo, pastuso, militar, y el principal defensor y líder del realismo en Pasto. Aunque el militar fue ejecutado y la ciudad incorporada a la fuerza a Colombia, las guerrillas pastusas, luego de la independencia y durante varias décadas, subsistieron y manifestaron a través de las armas su inconformidad y rebeldía contra la Nación.
En el segundo ensayo "¿Por qué Pasto fue realista?", incluye las razones militares como causas novedosas que explican el realismo de los pastusos1. La interpretación surge a partir de las nuevas investigaciones que analizan la persistencia de los movimientos guerrilleros surgidos en Colombia en la década de los sesenta; por otra parte, establece las diferencias de las motivaciones entre los distintos sectores de la población, y, a lo largo de la confrontación. Los criollos de la urbe fueron realistas mientras tuvieron opciones certeras de triunfos militares; en esas circunstancias, el realismo era una opción política e ideológica viable. La elite capituló luego de la Batalla de Bomboná (7 de abril de 1822) y cuando se enteró de la derrota de los españoles en la Batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822), ya que el éxito de la guerra local se tornaba casi imposible. Entretanto, mestizos e indígenas continuaron luchando entre 1822 y 1824, pues ideológicamente estaban motivados y militarmente fuerte. Esto último se debió a varias razones: las guerrillas nativas no estaban ni vencidas ni disminuidas en medio de una confrontación tipo guerra de guerrillas (1809 y 1822); eran hábiles en la pelea; obtuvieron triunfos importantes y alimentaron senti-mientos de venganza y resentimiento -a causa de las acciones violentas protagonizadas por la soldadesca libertadora-; en esas cir-cunstancias, los militantes estaban dispuestos a continuar combatiendo. Así, cuando los miembros del cabildo capitularon en 1822, los mestizos e indígenas no tenían motivos para renunciar a sus propósitos. Para el autor, el lapso entre 1822-1824 es muy importante: "Lo que distingue a Pasto es precisamente la lucha final, la rebelión que encabezaron Boves2 y Agualongo después de la capitulación de los españoles y de los criollos. Sin dicha rebelión, el caso de Pasto no habría sobresalido en el curso de las guerras de independencia,..."3.
En el tercer ensayo: "La larga resistencia de Pasto", el autor sostiene que desde la época prehispánica hasta la primera mitad del siglo XX los moradores del lugar asumieron una posición autónoma, de rechazo y de resistencia a invasores externos, provenientes del norte o del sur: en la época prehispánica impidieron la invasión inca; en la conquista pelearon contra los españoles; en la colonia tardía se opusieran a la imposición de una nueva carga tributaria que provocó la muerte del responsable de asignar esos gravámenes (1781); en el siglo XIX, contra el cierre de los conventos menores que desembocó la Guerra de los Conventillos (1839). Y, en la primera mitad del siglo XX, el encarcelamiento del presidente Alfonso López Pumarejo (1944). Pero, sin lugar a dudas, la demostración más conocida y significativa de la autonomía de la ciudad fue la defensa de la postura realista en la guerra de independencia (1809-1824). Montenegro explora las repercusiones de la resistencia de Pasto en los siglos XIX y XX, y, es en la larga duración que explica una de las consecuencias de la guerra: los sentimientos de desconfianza y resentimiento que los pastusos albergaron hacia los colombianos. La incomprensión de muchos líderes nacionales hacia el profundo realismo de sus moradores durante el período bélico, provocó el deseo de incorporar a Pasto y los territorios al sur de la ciudad al Ecuador, desconfianza, rechazo e incluso maltrato verbal y escrito de algunos dirigentes de Colombia hacia la ciudad y a sus habitantes. Sin embargo, esos desencuentros, distancias, resistencias y frustraciones entre Pasto y el resto de Colombia, paulatinamente se fueron limando a lo largo del siglo XX. La relación de Pasto con Colombia cambió, mejoró y se acercó debido a las vías de comunicación, a los medios de comunicación, a sus habitantes que estudiaron, trabajaron y viajaron lejos de su terruño, a una interpretación desapasionada de los hechos, y a un mayor conocimiento y comprensión de la actitud de los pastusos en la guerra. Aunque en la introducción Montenegro plantea que los ensayos tratan sobre las distancias, encuentros, desencuentros, resistencias y frustraciones, entre Pasto y el resto de Colombia. A lo largo de los ensayos hay numerosos ejemplos de los desencuentros, resistencias y frustraciones de Pasto hacia Colombia, pero en sentido contrario, las referencias son escasas.
En el cuarto ensayo titulado: "Agualongo héroe o villano", Montenegro se detiene en el coronel mestizo y pastuso, Agustín Agualongo, líder del realismo en la ciudad entre 1822 y 1824. Innova al tratar al personaje desde diversas perspectivas: mito, héroe y antihéroe. Establece cómo es una figura polémica que ha generado, y, aún genera, amor y odio entre sus coterráneos y entre la intelectualidad de la ciudad. Sin embargo, apunta cómo en las últimas décadas muchos de los pastusos han aceptado y valorado su obra, lo que condujo a que su nombre fuera bautizado un hotel, un barrio y diversos negocios.
El quinto ensayo es muy sugerente: "Sobre el chiste pastuso", es corto en comparación con los otros ensayos. Trata sobre la reacción del resto de Colombia frente a la historia de Pasto, catalogada como problemática y disidente. Para su autor el chiste pastuso es la respuesta. Sin embargo, el chiste pastuso no puede considerarse como la expresión de la relación de los colombianos hacia la ciudad y sus moradores. Falta una mayor profundización acerca de cuándo y cómo aparecen las primeras manifestaciones de los chistes pastusos y cómo evolucionaron a través del período republicano, también sobre el efecto que los medios de comunicación han tenido en su difusión.
Finalmente, el autor en su libro aporta sus vivencias como pastuso, reflexivo sobre la historia de su ciudad, su formación de economista, su experiencia en el manejo de los asuntos del Estado y su profundo conocimiento de Colombia. El texto, al abordar nuevos asuntos, avanza en la comprensión e interpretación de la temática y abre nuevas líneas de discusión y análisis. En síntesis, para todos los interesados en la historia de Pasto es un texto ameno que se convierte en una herramienta fundamental para su mejor comprensión.



Rosa Isabel Zarama Rincón

Cursante del doctorado en Historia, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas

NOTAS
1 Aunque en su análisis incluye también las causas que habitualmente se usan: las barreras geográficas, el aislamiento, el sentimiento religioso, el bajo nivel educativo, la protección que los españoles daban a los grupos débiles, el control de sacerdotes realistas sobre los grupos de nativos.
2 No confundir con José Tomás Boves, el de Venezuela. Se trata de Benito Boves, un supuesto sobrino suyo que actuó en la región de Pasto como jefe realista hasta 1822, cuando huyó a Mocoa (nota de editor).
3 Montenegro, Armando. Una historia en contravía: Pasto y Colombia. Santafé de Bogotá. Editorial El Malpensanete, 2006, pp. 65 y 66.

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